La secta fue fundada por Goudeau el 11 de octubre de 1878 y prefiguró lo esencial del movimiento simbolista.
Todos los integrantes del grupo eran, sin duda, bebedores empedernidos. El elemento de unión de los artistas e intelectuales miembros del club era debatir sobre sus especialidades y profesar un rechazo absoluto al agua como bebida en beneficio del alcohol. Fue uno éxito. En su primera reunión se agruparon 75 miembros que llegaron hasta 350. Se admitía solamente a miembros de la bohemia artística, fuera cual fuese su especialidad. Inicialmente, el club se reunió en un pequeño café de la rive gauche del Barrio Latino y luego, a partir de la apertura del Chat Noir en 1881, en una de sus salas. Eran frecuentes las bromas pesadas y los pequeños disturbios tanto dentro como fuera del local. Si bien algunos miembros moderados se retiraron a causa de las gamberradas, estas prácticas atrajeron a otros muchos más hasta el punto de que en 1879, Goudeau lanzó una revista quincenal, L’Hidropathe, que recogía las intervenciones, escritos y poemas más brillantes que habían producido los miembros del club. Apenas tuvo un año de vida. Entre los miembros más brillantes del club figuraron Sarah Bernhardt, Léon Bloy, Charles Cros, Alphonse Allais, Thédore de Banville, Guy de Maupassant, Jean Moreas, Germain Nouveau o Maurice Rollinat. El local de Salis, nunca fue el lugar más adecuado para los honestos pequeño-burgueses parisinos. Esto no impidió que las más grandes inteligencia de la Belle Epoque y personalidades relevantes de otros países acudieran en busca de conocer a la élite intelectual parisina.
Hacia el emplazamiento definitivo
Como hemos dicho, la primera sede del cabaret estuvo en el pequeño local del 84 bulevard Rochecouart. Poco después de trasladarse, en ese mismo emplazamiento abrió otro cabaret que gozaría de fama en la misma época, el Mirlitón, propiedad de Aristide Bruant. El Chat Noir pasó en junio de 1885 al número 12 de la rue Victor Massé en donde estuvo algo más de once años, hasta 1896. En aquel local bebieron absenta hasta el delirio, Aristide Bruant, Zola, Jean Groudezki, Albert Samain y tros muchos. La revista de los hidrópatas se vendía casi tanto como el alcohol. Salis decidió instalar el primer piano que se vio en un cabaret. Maupassant, Gillette, Lautrec, Bonnard, Steinlen, Lautrec, figuraron entre los primeros clientes.Los negocios iban bien, así que Salis adquirió un local de tres pisos en la rue Laval (hoy rue Victor-Massé). El inmueble, mucho más amplio que el pequeño local de Rochechouart, fue decorado por Henri Rivière y Caran d’Ache. Ambos crearían luego el famoso “teatro de sombras”. Nuevamente, éxito volvió a acompañar a la empresa y el local se volvió a quedar pequeño. Fue entonces cuando llegó a su emplazamiento definitivo en el número 68 del bulevard Clichy. Salis, a imitación de los hidrópatas, creó una revista semanal para promocionar el local que apareció entre 1882 y 1895. Si alguien quiere entender lo que fue la Belle Époque debe necesariamente consultar la colección completa.
Un extraño lugar permeable al esoterismo
El éxito del local hizo que aparecieran sucedáneos de los que el más importante fue, sin duda, La Abadía del Thelema, nombre de un lugar descrito por Rabelais y recuperado luego por el mago y satanista inglés Aleister Crowley, en plena Plaza de Pigale. Lo cierto es que, desde el origen, hubo mucha ambigüedad en la inspiración del Chat Noir. La misma alusión al nombre del cabaret ha suscitado todo tipo de comentarios, pues no en vano el gato es un símbolo esotérico del que se dice que puede ver las almas de los muertos.
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