2/06/2012

- La falta literaria - por Sole Soledad-

Vaya opulencia que te habitaba,

te alzabas con altanera presencia

tapando todo el cielo con tu grandeza.



Fuimos hormigas que te caminaron,

alimentándose de tus frutos ováricos,

mientras cada mordisco nos enseñaba,

con suave maestría,

acerca de la abundancia inmensa

de tus ramas dispersas como mapas

de las mil rutas de retorno

a algún lugar incierto,

a un rincón sagrado.

Grandes frutos se desplomaban implacables

como bombas vitamínicas, primero a tu piedras

luego a nuestra sangre, piel, pelos... al aura.

Todos nos convertimos en tus súbditos, magnánima.

Tu cómplice, el viento moviéndote las entrañas,

tras la tormenta agonizante,

mientras en tu regazo la lluvia seguía

brindando chispazos de gotas de vida.


Te bendicen los recuerdos literarios,

la música desperdigada

la ayawasca comunitaria con sus ícaros madrugados

litros de brebajes, carcajadas, humos de asados,

miles de días con su noches respectivas,

con nosotros, los otros y todos los bichos que te habitaron

durante tus largos cincuenta y tantos cuantos años.


Nos abrazan las saudades muy seguido,

y se siente en la inmensidad del cielo estrellado

o en las tardes de campo mateado,

que no es Dadá el sinsentido

el sinsentido es la ausencia de nuestra palta.






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